Fin de la primera etapa

Esta es la historia de un niño que quería ser actor. A todos los chavales les fascina el fútbol, pero no, este de mayor quería ser actor. Pasó su vida imaginando cómo sería aparecer en la gran pantalla, entusiasmado con llegar a lo más alto... Pero poco a poco fue creciendo, a la par que perdía su inocencia. Era un chico muy inteligente, y a base de codos, fue sacando curso tras curso convirtiéndose así, tras varios años de esfuerzo, en un tipo bastante importante, dueño de una empresa muy rica y con muchísimo futuro, olvidando de esta manera el sueño de su niñez.

Cada año, los antiguos compañeros de colegio organizaban una fiesta en la que se reunían para rememorar viejos tiempos. En una de las celebraciones, se dio la conversación de las aspiraciones que cada uno tenía en su infancia. Fue entonces cuando el hombre se dio cuenta de que su sueño no era ser popular y estar podrido de dinero, sino ser actor. Así que se armó de valor, y proponiendo un brindis se lo comunicó a todos.

No tenía muy claro si esa era la decisión correcta; no sabía si conseguiría llegar a ser una gran estrella de Hollywood o un cutre actor de esos anuncios de pastillas para cagar bien y regular la flora intestinal, pero tenía que arriesgarse. Unos años más tarde consiguió llegar a la cima del cine, convirtiéndose en una gran estrella porno en Hollywood y ganando Tetas de oro. El hombre realizó su sueño ( un poco distinto a como lo había pensado ), aunque para ello tuvo que dejar atrás todo lo que tenía y empezar una nueva vida desde cero.

Nosotros no sabemos si triunfaremos como él, si ganaremos tetas de oro, ni si este cambio de aires llegará a gustaros como nos gustaría que os gustase, sólo tenemos que decir:

"Hasta siempre."

El chiste de los 4 amigos

Cuatro amigos se encontraron en una fiesta, después de 30 años sin verse. Después de tomarse algunas copas, uno de ellos va para el baño. Los que se quedaron comienzan a hablar de sus hijos.


- El primero dice: Mi hijo es mi orgullo. Comenzó a trabajar como ayudante en una empresa. Estudió, se licenció en Administración de Empresas, fue promovido a gerente de la empresa, y hoy es el presidente. Se hizo tan rico, tan rico, que para el cumpleaños de su mejor amigo, le regaló un Mercedes Kompressor


- El segundo dice: Caramba, ¡que bárbaro! Pero mi hijo también es un gran orgullo para mí. Comenzó trabajando como vendedor de pasajes. Estudió para piloto comercial. Fue a trabajar a una gran empresa aérea. Entró de socio en la empresa, y hoy es el dueño de la mayor parte. Se hizo tan rico, que para el cumpleaños de su mejor amigo, le regaló un avión Boeing 737


- El tercero dice: ¡¡Felicidades!! Pero mi hijo también es muy rico. Estudió Ingeniería. Abrió una constructora y le fue tan bien que se hizo millonario. El también le regaló algo importante a su mejor amigo. Le construyó una casa de 1000m2 especialmente para él.


Los tres se felicitaban mutuamente. El amigo que había ido al baño llegó y preguntó: ¿Qué pasa que estáis tan felices?


- Estamos hablando del orgullo que sentimos por nuestros hijos. Y el tuyo ¿qué hace?


- Mi hijo es GAY y se gana la vida bailando como STRIPPER en una discoteca de ambiente.


Los amigos dijeron: ¡Qué horror! ¡¡qué decepción debes sentir!!


Y él dijo: ¡Para nada, tiene una suerte! ¡Su cumpleaños fue el otro día y recibió una casa de 1000 m2, un Boeing 737 y un Mercedes Kompressor de regalo de sus tres novios!

Akinator, el adivino divino

Hace poco llegó a mí un interesante enlace sobre un juego. En un principio lo ignoré, al igual que ignoro a mi madre cuando me dice que hay lentejas para comer, las odio. Pero ayer mismo, estando yo con unos colegas, salió una conversación sobre tal pasatiempo y osé a probarlo.

El juego consiste en pensar en un personaje y responder 20 preguntas que te hace un adivino, con las cuales este deberá averiguar de quién se trata.

Os aconsejo que lo probéis, es bastante divertido y... ¿quién sabe?, a lo mejor tenéis suerte como yo y el día de mañana no pasáis hambre.


"Pilar rubio (Pili para mí): reportera, actriz y futura pareja de Miguelage"

El fruto del trabajo

Recuerdo que cuando tenía unos 6 ó 7 años mi padre llegó a mi casa con una bolsa del Hipercor con una caja dentro. Supuse que era material de su trabajo, por lo que ni me molesté en mirar el contenido. Pero entonces me dijo: ¿¿No quieres ver la bolsa?? Corrí hacia ella y la abrí tan rápido como pude. Se trataba de la Playstation. Era el sueño de todo niño. Por fin sustituiría coches, grúas y muñequitos de Goku por un mundo virtual. Ahora el protagonismo en mi vida se lo llevarían FIFA, Crash Bandicoot y otro cientos de juegos. Además mi padre se sentaba conmigo y con mi hermano a jugar y así nos pasábamos las tardes. Aquel regalo fue de los mejores que me han hecho en mi vida, posiblemente el mejor.

Unos 4 ó 5 años mas tarde la Playstation 1 había quedado obsoleta. Todo el mundo tenía ya la recién salida Playstation 2 u otras consolas de menos renombre por aquel entonces como la X-box. Como todo niño de 10 ó 12 años la única manera de que consiguiera la tan ansiada consola era que papá sacara los billetes, y eso fue lo que le pedí. Pero en esta ocasión no iba a ser tan fácil. El curso ya había empezado, y mis notas no estaban siendo precisamente buenas. Mi padre me prometió que si conseguía aprobarlas todas él mismo iría conmigo a comprarme la Playstation 2.

El curso fue bastante duro. En la primera evaluación me quedaron 3 asignaturas. En la segunda solo una y en la tercera, tras un apretón final, conseguí sacar el curso limpio. Tal y como mi padre me prometió esa misma tarde fuimos al Hipercor a comprar la consola. Esa fue la primera vez que conseguí algo gracias a mi trabajo. Pero fue todo distinto. Yo ya no tenía edad de estar todo el día enganchado a la consola. Empecé a salir más a la calle… El caso es que se juntaron una serie de factores que hicieron que la Play2 fuera mucho menos utilizada.

Desde entonces esta situación se ha vuelto a repetir en mi vida infinidad de veces. Me han dado muchas cosas por las buenas, pero también hay otras muchas que he tenido que conseguir con duro trabajo. Y es que cuando tu tienes un sueño no vale quedarse sentado esperando un golpe de suerte. Cuando quieres algo tienes que hacer todo lo posible por conseguirlo.

Porque puede que la Play1 fuera el mejor regalo que me hayan hecho nunca. Pero la satisfacción que me produjo el ir a comprar la Playstation2 acompañado de mi padre con mi trabajo cumplido nunca podrá igualarse.

Esto creo haberlo vivido antes...

Hace algo menos de un año yo vivía una situación parecida a la actual, la que tu y yo sabemos. ¿Recuerdas? Yo te buscaba entre mis contactos del MSN para rápidamente contarte cualquier novedad sobre ella.

Al hacer memoria me doy cuenta de que hay muchas similitudes. La llamaba por teléfono para escucharla durante el amanecer, al igual que ahora. Se me iluminaba la cara con su simple presencia, al igual que ahora. Me temblaban las manos cuando escribía sobre ella, al igual que ahora. Y es curioso, pero durante aquellas conversaciones que manteníamos por el MSN tú me repetías una y otra vez que tenía que olvidarla, mirar hacia delante y no sufrir más por ella, al igual que ahora.

Lógicamente, yo no te hice caso. Seguí persiguiendo al aire. Alguna vez lo atrapé, pero siempre se me terminaba escapando entre los dedos antes de poder saborearlo. A base de palos sentimentales me fui dando cuenta que esa persecución ya había terminado hace tiempo, y que yo estaba con las ruedas pinchadas y el motor gripado.

Pues aunque parezca mentira, poco a poco la fui olvidando con la ayuda de alguna que otra fémina. Poco a poco dejé de perseguir al aire para correr con él. Poco a poco dejé de mirar atrás, volví la cabeza y miré hacia delante, como tú me pedías.

Pero resulta que cuando mejor vivía; cuando tenía el mundo a mis pies; cuando las ruedas estaban completamente llenas y el motor a pleno rendimiento, se me puso el semáforo en rojo.
Me pediste que mirara hacia delante, pero ahí solo estabas tú.

Hace ya dos meses y dos días de esa “fuga de cerebros”. Podría calificarlos como increíbles, sublimes, perfectos o simplemente como los mejores de mi vida.


Ahora de nuevo me pides que me olvide de todo. Otra vez me pides que deje de mirar los espejos retrovisores. Otra vez me pides que mire hacia delante, pero lo que tu no sabes es que mire hacia donde mire solo estás tú.

El secuestro II

Para ver la primera parte de "El secuestro" haz click en este enlace.
Para ver la tercera parte de "El secuestro" haz click en este enlace"
Para ver la primera parte de "El rescate" haz click en este enlace.
Para ver la segunda parte de "El rescate" haz click en este enlace.
Para ver cómo empezó todo haz click en este enlace. 


La descarga eléctrica me dejó bastante tocado, pero tras el paso de dos o tres horas moras me recuperé por completo y abrí los ojos. El lugar era bastante siniestro, tal vez fuera por las ratas que correteaban a mi alrededor imitando a Paquillo Fernández. Estaba amarrado a un sillón, situado justo en el centro de la habitación. De pronto sucedió algo que ya había visto antes...

- Enmascarado: Hola Miguelage, quiero jugar a un juego (Voz de miedo)

Alguien se sentó delante mía con una máscara. Intentaba hacerme la de "Saw", la única diferencia era que la máscara no era blanca, sino marrón (Si era blanca pero estaba sucia). Tampoco había tele, el enmascarado estaba frente a mí en carne y hueso y, debo admitirlo, acojonaba bastante. Hablaba mi idioma, así que aquella criaturita no podía ser otro más que "El jefe".

- Yo: ¡Heeeeee! Yo a ti te conozco... ¡Tu eres el jefe! ¿a que sí?

- Jefe: Vamos a jugar...

- Yo: ¿Y si no quiero qué?¿eh?

- Jefe: Si no juegas te mato directamente.

- Yo: ¿Y si... no quiero?

- Jefe: "ggrrrrrrrr" ( gruñido en moro )

- Yo: ¿Y si no quiero?, ¿y si no quiero?, ¿y si no quiero?, ¿y si no quiero?, ¿y si no quiero?...

- Jefe: ¡Cállate! He dicho que vamos a jugar y vamos a jugar. Te explicaré en qué consiste: Dos de mis hombres entrarán en esta habitación y te mostrarán una imagen. Si aguantas 30 minutos mirando fijamente la imagen y sobrevives te dejaré libre. El juego comienza... ¡Ahora!



" Método de tortura mora"

Durante los primeros minutos me pareció un reto bastante sencillo. Creí estar suficientemente cualificado para soportar la fotografía de tal vacaburra enseñando su cosa más dulce. El tiempo corría y yo me hacía más fuerte. Pero en el minuto 25 ya no pude más, ni siquiera pude aguantar 5 minutillos de mierda que me faltaban. Un sólo minuto más podría haberme quitado mi virilidad para siempre...

- Yo: Perdonadme queridos amigos, pero tengo sed ¿ustedes no me podríais dar un poquito de agua seca verdad?

Por la expresión de sus caras no sabía si estaban enfadados o si se trataba de una falta de entendimiento. Uno de ellos llamó al jefe y este vino rápidamente.

- Jefe: ¿Qué esta pasando aquí?

- Yo: Señor Mohamed (todos los moros se llaman Mohamed), uno de sus hombres me quería ayudar a escapar y no me gusta señalar a nadie -dije mientras señalaba al más fuerte.

- Jefe: ¿es eso cierto Mohamed III? No sé como pude confiar en ti.

(Pum pum) Se lo cargó sin piedad pegándole un tiro en la cabeza. Desde aquel momento mi secuestro dejó de parecerme gracioso. Conseguí desatarme sin que se dieran cuenta. El jefe y el sujetador de foto de la mujer gorda que quedaba vivo discutían y debido al fuerte ruído vinieron más de los malos.

Continuará...

Volver a empezar... otra vez

Se acabó el verano. Nos despedíamos hace un mes y medio excusándonos en que los comentarios por esas fechas estaban bajando considerablemente, pero ahora la gente ha vuelto de la playa y esperamos que los comentarios no se hayan quedado allí.

Ahora nos adentramos en septiembre, mes de reencuentros, de abrazos y besos; mes de borracheras de bienvenida (siempre hay una escusa); mes de dietas y gimnasios; mes de inicio liguero; mes de comprar libros, cuadernos y material escolar; y como no podía ser de otra manera, mes en el que vuelven los Jefes…

Desde que empezamos a escribir para el blog es la primera vez que nos llevamos tanto tiempo parado y ciertamente tenemos un mono “ketekagas”. Pero nos preocupa la falta de inspiración con la que llegamos de Chipiona. Los litros de alcohol ingeridos durante nuestra estancia allí se cuentan por kilómetros cúbicos y tenemos cierto miedo de que eso, además de al hígado, afecte al cerebro.

Sin más que decir solo tenemos que decir que no nos queda nada por decir.