Del final va la cosa

Quizás este no sea el post indicado para despedir este blog, pero hemos fallado tanto que tampoco podemos ofrecer calidad full HD, como mucho la calidad de jefes de siempre. Hemos pasado buenos ratos, historias subrealistas, humorísticas y mucho más, pero sinceramente, por mucho que haya podido ofrecernos este blog, ni mucho menos ha alcanzado lo que esperábamos de él.

Es hora de sincerarnos: empezó a cansarnos esto de escribir y ya ninguno de los dos jefes nos hacíamos responsables. Aunque verdaderamente la cosa se jodió cuando el tercer jefe, ese que intentamos repescar, se quedó sin ordenata y dejó de meterse en la página. Nos desestructuró el planeta por completo y frente a eso nos vinimos abajo. Todos sabéis que es difícil continuar algo que supone obligación y cada vez es menos grato, aunque lo que no debéis olvidar nunca y os lo recomendamos es que nosotros somos los JEFES.

Por eso, como con las grandes series suele pasar, por mucho que duela esto tiene un tope y pensamos que es la hora: "Eskorias del planeta, tenemos que deciros que puede...

... y leed bien, PUEDE, que esto sean dos puntos suspensivos..o tal vez sea un punto final"




Así que nenas, si os molestan este par de domingas sigan leyendo; y chavales, ustedes seguid leyendo también pero hagan el favor de dejar una mano para el ratón y la otra libre para prestar más atención.


Aunque no hay mucho más que decirle a la plebe, simplemente que si aun conserváís uno de esos teles con los que jugábamos a la SEGA, ahora existen comercios que te ofrecen dinero por ella para que te compres una nueva. No seáis tontos, pensad como los Jefes...


Un Comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final


Cambios

Todo está en continuo cambio. Muy pocas cosas siguen igual durante dos domingos seguidos. El triunfador se convierte en fracasado; el rico, en pobre; el amigo en enemigo y el enemigo en amigo; el que antes se regocijaba en el amor ahora quizás llore desconsolado. Todo lo blanco se puede volver negro y viceversa en tan poco tiempo que ni siquiera te des cuenta.
Y ante esto, siempre escucharemos frases del tipo “pase lo que pase, sigue siendo tú mismo, vales muchísimo”. Pero la realidad no tiene nada que ver con eso. No se impone ni el más fuerte, ni el más listo, ni el más guapo, sino el que mejor se adapta a los cambios de cualquier circunstancia que le rodee, el que mejor se desenvuelva en el entorno que le ha tocado. El que consigue hacer lo que le toca cuándo, dónde y cómo debe hacerlo; eso sí, siempre a su manera.

La felicidad como estado natural

Desde que puse los pies en el suelo pienso en cosas que no pensaba antes. Hace unos meses la felicidad la tenía al alcance de una llamada, de un pique en el autobús, de un paseo en bici o incluso de 5 minutos caminando. No tenía que buscarla. Mis preocupaciones se centraban entonces en mi futuro. Cuándo empezaría a trabajar, qué estudiaría, cuándo independizarme, etc. En fin, demasiados planes y demasiado lejanos teniendo en cuenta que todavía no he aprendido a hacerme una tortilla de patatas.

Ahora sigo teniendo la felicidad como estado natural. Me sigo acostando con la misma sonrisa con la que me despierto, esa que me acompaña a cada lado que voy. Feliz nací, feliz vivo y feliz moriré. Y no es que mis planes hayan cambiado, simplemente es que no pienso en ellos.

Yo y mi bici

¿O mi bici y yo? bueno, el caso es que es con ella con quien comparto mis últimas aventuras. De garrapatero como diría el gran Albertucho. Mientras pienso si comprarme ahora una moto o esperarme a tener dinero para el Ferrari f-50, es mi medio de transporte en la mayoría de los viajes que hago por ciudad.


La compre de 2ª mano por 40€ “susios” (se me cayó el monedero en la barbacoa). La rescaté de aquel trastero pueblerino en el que se pasó años a la sombra y le di un garaje en el que dormir, una cadena que le diera seguridad y sobre todo rodaje. Raro es el día que no la cojo aunque sea para ir a por el pan.


Además es una bici que da mucha seguridad. Es muy fea, por lo que el riesgo de que me la roben se queda prácticamente en 0. Y en situaciones de riesgo es tan rápida y estable como una buena patada en los cojones. El otro día iba dándome un paseo en la oscura noche sevillana cuando un chicle se despegó del suelo y me dijo:


-Chicle: Emeá, ten cuidado que en los arboles duermen duendes de colores…


-Emeá: yo es que tengo una bicicleta…


-Chicle: Uf!! Qué suerte tío…

Cuestión de costumbres. O no...

Alguien me contó una vez que en la vida no existían ni vicios, ni amores. Me resultó curioso, algo que todo el mundo da por echo que está ahí, que de hecho muchos creemos vivir en el día a día, llega un loco y lo desmiente. Y no solo la desmiente, sino que argumenta su pensamiento de tal forma que suena hasta convincente.
De esta forma, según él, el tabaco por ejemplo no es un vicio, sino una mala costumbre. La costumbre de terminar de almorzar y echarte tu cigarrillo; o la de encenderte otro mientras esperas el autobus, en los momentos de aburrimiento. Como también se puede convertir en costumbre el beber cada viernes cuando llega la noche. La costumbre de correr todas la mañanas, de echarte una siesta. O la costumbre de despertarte y pensar en la persona que más quieres, de verla por la mañana y darle un beso; la costumbre de que sea la última persona con la que hablas antes de dormirte. La costumbre de decirle “te quiero” y que ella te diga “yo más”.
Pero puede llegar un momento en que por algún motivo u otro tienes que cortar de raíz esas costumbres. Él dice que son complicadas de quitar, que son hábitos que hemos ido adquiriendo poco a poco durante meses, años incluso, y que no se borran así como así, de la noche a la mañana. Y es que lo que más cuesta, lo que duele de quitarse las costumbres es el dejar un vacío donde antes estaba ese cigarrillo, esa copa, ese “te quiero”

Mi vecina...

Hace ya algunas semanas llegó a mi bloque de pisos una nueva vecina, concretamente al piso que está justo debajo del mío. Se trata de una chica alta, guapa, rubia y con una bonita voz. Esto último lo compruebo cada vez que la escucho gemir mientras rechinan los muelles de su cama. Efectivamente, es puta.
El otro día, cansado ya de jugar al Pro, eche a mi primo de mi casa y preparé una tarta de chocolate con higos chumbos. Me preparé para la ocasión enfundándome mi pijama de gala y me eché esa colonia que siempre se echaba mi abuelo antes de ir a sus citas a ciegas (la colonía tiene que ser buena porque siempre que la usaba se ligaba a 2 putas). Así que me puse mis zapatillas, cogí la tarta y me dispuse a bajar a camelarme a mi vecinita.
Ding-dong…
-Vecina: ¡Hola! ¿Qúe tal? ¿Puedo ayudarte en algo?
-Yo: Pues… Sí… Verás, hoy es mi cumpleaños y mis amigos no han querido venir porque tienen que estudiar para un examen de música que tienen el miércoles que viene. Y había pensado que… bueno… ya que tú también estás sola… ¿ Quizás podríamos celebrarlo juntos no?
-Vecina: Pues… Sí, por qué no? Hasta dentro de 45 minutos no viene mi próximo cliente.
-Yo: ¡Perfecto!
Me hizo pasar adelante. Primero me enseñó todo el piso. En su dormitorio tenía una inmensa cama redonda y roja y muchos platanos de plastico. Y cuando terminó de enseñármelo todo me hizo pasar al salón. A mi me sudaban las manos más que a Edu haciéndose un cigarrito de liar (dejémoslo ahí). Se sentó ella primero en el sofá y me hizo gestos con la mano invitándome a sentarme junto a ella. Me puse aún mas nervioso de lo que estaba y al entrar en la moqueta me tropecé y me caí con la mala suerte de que le estampé la tarta de chocolate en todo el careto.
Cuando me levanté del suelo y ví como la tarta de chocolate le llegaba hasta las tetas no pude evitar despollarme en su puta cara. Creo que se molestó un poco porque me echó de su casa sin dirigirme la palabra y todabía ni siquiera había llegado su próximo cliente.
Ahora me paso la tarde tirándole a su patio avioncitos de papel con notitas del tipo: “¿Te gustó la tarta de chocolate?, la receta es de mi abuela; “Cuando quieras verme ya sabes donde estoy”; “¡En el 1ºD eh!, por si no lo sabías”; “Sí, si, justo el de arriba tuya”; “¿Y los higos chumbos?”.
De momento no me ha contestado, pero tranquilos, si lo hace, sereis los primeros en saberlo.
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