Yo y mi bici

¿O mi bici y yo? bueno, el caso es que es con ella con quien comparto mis últimas aventuras. De garrapatero como diría el gran Albertucho. Mientras pienso si comprarme ahora una moto o esperarme a tener dinero para el Ferrari f-50, es mi medio de transporte en la mayoría de los viajes que hago por ciudad.


La compre de 2ª mano por 40€ “susios” (se me cayó el monedero en la barbacoa). La rescaté de aquel trastero pueblerino en el que se pasó años a la sombra y le di un garaje en el que dormir, una cadena que le diera seguridad y sobre todo rodaje. Raro es el día que no la cojo aunque sea para ir a por el pan.


Además es una bici que da mucha seguridad. Es muy fea, por lo que el riesgo de que me la roben se queda prácticamente en 0. Y en situaciones de riesgo es tan rápida y estable como una buena patada en los cojones. El otro día iba dándome un paseo en la oscura noche sevillana cuando un chicle se despegó del suelo y me dijo:


-Chicle: Emeá, ten cuidado que en los arboles duermen duendes de colores…


-Emeá: yo es que tengo una bicicleta…


-Chicle: Uf!! Qué suerte tío…