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Hace tiempo mi futuro estaba ausente. Me veía reflejado en una tortuga extraviada. Aquella que no sabe a dónde ir y que observa como todo a su alrededor se mueve diez veces más rápido que ella. Pero un día decidí plantear mi vida y pensé que en cualquier momento mi tiempo tendría que correr muchísimo más deprisa que todo lo demás. Pensé que tendría que dejar de ser una tortuga desorientada para convertirme en una gacela.

Cuando era pequeño, los profesores me solían hacer la pregunta de que quería ser de mayor y mis respuestas siempre eran las mismas : yo quiero ser como mi padre, todavía no lo tengo muy claro... No quería hacerme ilusiones tan pronto para luego llevarme un chasco. Pero ahora, pienso que me queda cada vez menos tiempo para emanciparme del presente y alojarme en el futuro. Por eso he señalado en el mapa la ruta que quiero seguir a lo largo del camino y esa ruta significa ser policía. Lo tengo clarísimo, es lo que más me llena. Me paso el día dándole vueltas e imaginándome como será. Quién me iba a decir a mí que un trabajo me iba a provocar tal estado de felicidad... LLegar a ser policía sería alcanzar un sueño, una meta...

Reconozco que la realidad no es cómo la ficción, y que no me voy a reír tanto como con los Homres de Paco. No sé por qué me entusiasma tanto, sólo sé que es el camino que yo quiero.

¡Atención a todas las unidades!, bueno... ya me ocupo yo...