Todo está en continuo cambio. Muy pocas cosas siguen igual durante dos domingos seguidos. El triunfador se convierte en fracasado; el rico, en pobre; el amigo en enemigo y el enemigo en amigo; el que antes se regocijaba en el amor ahora quizás llore desconsolado. Todo lo blanco se puede volver negro y viceversa en tan poco tiempo que ni siquiera te des cuenta.
Y ante esto, siempre escucharemos frases del tipo “pase lo que pase, sigue siendo tú mismo, vales muchísimo”. Pero la realidad no tiene nada que ver con eso. No se impone ni el más fuerte, ni el más listo, ni el más guapo, sino el que mejor se adapta a los cambios de cualquier circunstancia que le rodee, el que mejor se desenvuelva en el entorno que le ha tocado. El que consigue hacer lo que le toca cuándo, dónde y cómo debe hacerlo; eso sí, siempre a su manera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario