Cuando nos gusta alguien solo somos capaces de ver sus virtudes, quedando totalmente ciegos ante sus defectos, por muy notorios que estos sean. Pero además, cuando nos gusta alguien, cualquier gesto, mirada, palabra o sonrisa que nos dirige, es interpretada por nosotros como una señal de correspondencia, una señal que solo nosotros somos capaces de ver y de la que los demás (insensatos ellos) se ríen.Es verdad que al principio era yo el que
mal interpretaba tus gestos, miradas, palabras y sonrisas; pero también es verdad, que del mismo modo en que hace unos días me diste la vida diciéndome que podíamos ser algo mas que amigos, hoy me la has quitado cerrando esa puerta que solo tu podrías abrir de nuevo.
¿Estaré detrás de ella para entonces?
Emeá
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