En público da mas placer

Bueno, ya os habréis dado cuenta de que en estos últimos días hemos actualizado el blog menos de lo que nos hubiera gustado. La razón por la que ha dejado de escribir mi primo no la se, pero yo me he ausentado porque he estado malo. Cagaleras. Como joden, no disfrutas la vida porque sabes que si te pees sueltas un churretaso que se lleva por delante calzoncillo, pantalón y sofá en caso de que estés sentado. Además cada vez que cagas, aparte de que dejas el bater hecho un Picasso, te llenas el dedo de mierda cuando llega la hora de limpiarte. Pero bueno, este es un tema del que ya os hablará Miguelage, que tiene más experiencia.

Como os decía, hoy he salido por primera vez a la calle, y he comprobado que peerse en sitios públicos da muchísimo placer. Cuando tú te pees en tu cuarto el que se lo fuma todo eres tu o, en caso de que tengas suerte, tu madre que ha venido a dejarte los calzoncillos recién lavados (de palominos). Pero si te pees en un sitio público, siempre te puedes quedar observando como esa familia que viene detrás de ti se traga tu fragancia con la consecuente cara de asco.

Esta situación se ha repetido hoy hasta 6 veces pero la más graciosa fue cuando saqué mi fragancia a pasear en la perfumería del corte ingles. Aquello era una mezcla entre perfume de rosas, huevo podrido y coliflores. Olía tan mal que hasta yo me tuve que salir sin poder ver las caras de la muchedumbre. Cinco minutos después vi como una rata se acercaba en busca de ese extraordinario olor, pero eso es ya otra historia que os contaré a su debido tiempo.

Cada uno de ellos ha sido víctima alguna vez de mis amigos olorosos...